Para pensar en el éxito que puede tener un chiste:
Sarcófago significa, en griego, Come-Carne (sarx o sarj=carne; phago=comer). Daría un busto por conocer al cachondo al que se le ocurrió esta denominación para las cajas de difuntos.
Para hacer teología demagógica:
El diablo te tienta con sexo, poder, dinero, éxito profesional, placeres abundantes... Parece que consideramos a dios un poco cabrón, ¿no? De hecho, algunas de esas cosas se las demandamos a los santos o a la Virgen: “mira, lo que diga tu madre, que me tienes harto”. Muy de padre, ¿a que sí? Cachisss...
Para los negacionistas de la ufología:
Un caza cuesta cientos de millones de euros. No digamos entrenar y formar a pilotos para que los manejen. Pues bien: si lo que persiguen esos cazas son globos sonda o los reflejos de tormentas o de refinerías, o deberían dimitir los mandos que les envían a esas misiones o los pilotos no están tan bien entrenados para distinguir entre un globito y una amenaza desconocida. ¿O no? Tanto gasto para nada...
Una de periodismo moderno:
¿Para qué van los periodistas a las ruedas de prensa sin preguntas? ¿No saben que hay sistemas de comunicación a distancia tales como el teléfono, el correo, el correo electrónico, la videoconferencia, etc.? También son ganas de gastar.
Una de perplejidad histórico-ideológica:
Pese a las numerosas pruebas que demuestran que las especies han evolucionado a lo largo de millones de años, los ultrarreligiosos siguen llamando a las leyes de la Evolución “Teoría”. Sin embargo, creen de manera literal en unos textos arameos escritos en caracteres hebreos traducidos al griego y luego al latin en los que habla dios o su hijo. Es notable.
De la pureza idiomática:
Las palabras /teléfono/, /sinergia/, /televisión/ o, como vimos arriba, /sarcófago/ se doptan sin problemas al idioma español, y todas proceden de lenguas muertas. Sin embargo, todo el mundo se lleva las manos a la cabeza cuando esas palabras proceden del inglés o del francés. Si fuera por los puristas hablaríamos por señas. Eso sí: muy españolas.
ESCOLIO: que las agencias de publicidad hayan llegado a un acuerdo para proteger al español es graciosísimo. Supongo que habrán hecho un brain-storming en un meeting donde el CEO o el planner les ha sugerido a sus coworkers que, dentro del marketing plan y de la branding strategy de sus compañías estaría bien hacer una token task, no tanto para llegar a un target concreto, sino como pitch de notoriedad frente a la mass audience. Parece que ya están haciendo un story-board –en plan rough—para presentar al público el spot y las piezas gráficas con una deadline aproximada de finales de octubre.
Una de política:
Cuando alguien está en la oposición –en especial don Mariano—repite hasta la saciedad que las medidas tomadas son inexistentes o insuficientes. “Hay que tomar medidas urgentes y con firmeza”. Lo curioso es que nunca dice cuáles son esas medidas; y no es porque no sepa cuáles propondría, sino porque como son barbaridades lo mejor es decirlas cuando se llega al gobierno.
Una de corrupción:
En España los escándalos políticos y de corrupción no suelen tener castigo en votos. Y es que aquí sabemos que, coño, si llegas al poder será para forrarte y follar, ¿no? Somos un pueblo realmente empático con la falta de ética. Porque nadie tiraría la primera piedra.
Una de estudios científicos:
Casi nadie sabe que los estudios contra el tabaco los patrocinan –entre otras empresas limpias-- las petroleras. Los estudios a favor del tabaco, sin embargo, se sabe que los financian las tabaqueras. ¿Quién financia los estudios contra el aceite de oliva? ¿Y contra la carne roja?
Curiosidad institucional:
El virus del SIDA afeccta a todo el mundo a nivel orgánico. A la jerarquía eclesiástica, en cambio, le afecta primordialmente a nivel cerebral. (He puesto el galicismo “a nivel de” a propósito... ¿qué se creían?).
Oración, despedida y cierre:
/Carta de ajuste/ es otro anglicismo: viene de chart, que significa cartón, panel, cartel... mapa, a veces. Ahora se ha sustituido por concursos-timo y chicas que se autopalpan. No sé si agradecerlo o recordar con nostalgia aquélla nada llena de circulitos, rayitas y cuadraditos "à la Mondrian".
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