martes, 14 de octubre de 2008

Al fin, buenas noticias.

Definitivamente, cada europeo va a pagar entre 5.000 y 11.000 € (según estimaciones: o sea, que será más) para salvar a los pobres hombres ricos y a los bancos víctimas de su toco-mocho. Ya se escucha el júbilo, las alegrías y cuchufletas de los Pantuflos del parqué. Las ovejas escuchan el alborozo de los lobos.
Ahora bien, habría que extraer, de la premisa de la intervención, el silogismo correspondiente: Cuando el ciclo vuelva a remontar, me imagino que los que hemos comprado con nuestro dinero esa parte de los bancos seremos los felices poseedores de las acciones correspondientes por el importe de lo que hemos desembolsado. ¿no? Es decir: el banco se arruina, le doy el dinero, da beneficios, comparte los beneficios.
Este ejercicio de ingenuidad lo hago a propósito, claro. Porque el hecho es que los bancos nacionalizados ahora --o "intervenidos", que es el mismo desgarro, pero con vaselina-- volverán a manos privadas cuando vuelvan a ser negocio. Como ocurrió con Iberia, Telefónica, Argentaria... Entonces los compañeros de pupitre, los poceros y sus concejales volverán a su sitio, seguirán los salarios de miseria y los faescistas volverán a entonar los te deum a mayor honra y prez del liberalismo contra los progres trasnochados que seguimos pensando que el dinero y la propiedad deben ser de todos.

Rojo que es uno, y además, tonto. En fin...

P.S.: no crean que he sido muy demagógico. Sé que lo que ha puesto el Estado es la garantía que garantiza que el banco sea capaz de devolver el dinero de nuestros depósitos e inversiones. No todo, claro. Sólo una parte. Y que no es lo mismo que repartir acciones. Mi pregunta es: ¿y por qué no se reparten acciones? Lo dicho, preguntas tontas de un marxista lleno de telarañas. Menos mal que cuernos no llevo. No todo puede ser malo.
Perdón por extender el post. Pero acabo de enterarme de que el oro de inversión está exento de IVA. Los libros no. Toma demagogia barata y trasnochada. Que aproveche.

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