Los prefijos son un elemento lingüístico muy menospreciado. Creemos que la cultura y aun la ideología suelen residir en los radicales. Y, aunque comprendemos muy bien lo que puede variar un sufijo (no es lo mismo cabrón que cabroncete, por ejemplo), solemos dar de lado a las partículas que, antepuestas a una palabra, la varían y, a veces, la desfiguran.
Uno que me gusta mucho porque se usa mal es Neo-. Significa nuevo pero, curiosamente, se emplea como "ligeramente distinto" o "distinto" sin más, algo o alguien que ha evolucionado para ser diferente a su caraácter original. Así, por ejemplo, se llama "neofascistas" a los fascistas de toda la vida pero más jovencitos. Defienden lo mismo que sus ancestros --que rima con cabestros: la lengua es un tesoro lleno de armonías sutiles, que diría un medieval-- y tratan de imponerse con los mismos medios. No sé qué tienen de nuevo.
También se llama "neoconservadores" a los conservadores de toda la vida que se han vuelto más codiciosos si cabe, que cabe. si se han hecho más codiciosos, más descarados y encima presumen de sus catastróficas estafas podríamos llamarles, bien "re-conservadores", "requete-conservadores" o "hijos de perra", que sería lo más normal porque son los mismos perros pero con distintos collares. Claro, que en los medios quedaría fatal decir recón --que también rima y califica per especulum et in aenigmate--, o hipe, que suena como mal, ossea, oyesss...
También se usa raro el prefijo para-, "imitación". Cuando se aplica al sustantivo militar es muy gracioso, porque describe una organización que es militar en todo, estructura, mando, tácticas, logística, etc., menos en el nombre. Simplemente hablamos de organizaciones paramilitares cuando describimos organizaciones opositoras demasiado numerosas, poderosas y establecidas como para no rebajarlas al nombre de terroristas. O sea, que aquí viene de "paralelo" y no de "imitación".
¿Qué decir de las paraciencias? Aquí para significa "mala imitación" y legitima el que la comunidad científica se encoja de hombros ante fenómenos que todo el mundo sabe que existen pero se niegan a investigar --al menos de cara al público. Si dices que el problema es que la ciencia sólo puede investigar científicamente aquello que la ciencia decide que puede ser objeto de investigación científica, te miran raro. Y con razón: bastante difícil es ya conseguir las subvenciones como para mencionar a Gödel. Ahora bien, el dinero lo cambia todo y puede con los prefijos: antes la acupuntura era paramedicina. Ahora que los chinos son un mercado y no una panda de rojos peligrosos --o no sólo-- ya es "medicina tradicional oriental". Chúpate esa.
Lo paranormal es otra cuestión. Porque a todos los fenómenos que se califican así no se consideran "anormales" o "poco normales" o raros simplemente. Y no se sabe si se trata de fenómenos que hablan de una realidad paralela o de una realidad imitada. Lo cual es más inquietentemente metafísico que un poltergeist. A mí por lo menos me inquieta más. Quizá porque los poltergesit que he visto han sido amables, no lo sé. Por ejemplo, no sé si la intervención de Soraya Sáenz de Santamaría en 59 segundos fué paranormal, anormal o poco normal. A mí me pareció neo-obscena, pos-mentirosa y para-política.
Si es que los prefijos los carga el diablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario