miércoles, 21 de enero de 2009

Obama y Lincoln. Dos pequeñas reflexiones y una curiosidad.

La primera es un poco cruel y la mencionaba esta mañana el maestro Elkáizer en no sé muy bien qué radio: cuatro meses después de pronunciar el famoso discurso sobre el que Obama ha construido su propuesta se inició la guerra civil. Igual que Marco Aurelio no pudo permitirse los lujos que se permitió Adriano, podríamos pensar que Obama no va a poder permitirse los lujos que se permitió Kennedy. Hoy en día la paz no está muy valorada. Todos parecen haber escogido dejarse guiar por la versión del dios patriarcal guerrero y no adorar a la pacífica y ubérrima madre de los dioses. Estaremos atentos.

La segunda reflexión es más pesimista. Creo que cualquier institución que, en tiempos de crísis, de convulsiones, de cambio, busca las ideas en los padres fundadores lo hace porque ya no es capaz de generar ideas nuevas. Quienes querían la vuelta a la república durante la era imperial romana no pudieron o no quisieron ver que la institución del imperio era irreversible. Su crítica y sus propuestas, mirando hacia una institución y unos valores desaparecidos y, por ende, mitificados, ahistóricos, dejaron de pensar hacia adelante.

Que el autor-supervisor de los discursos del nuevo Emperador sea un joven de 27 años ha sido muy celebrado entre nuestros periodistas y comentaristas políticos. A mí me preocupa que un chaval de 27 años, para parecer progresista, para proponer la esperanza y los nuevos valores, mire tan lejos como ciento cincuenta años atrás, y no diez, cien, mil, hacia adelante.

Para ese viaje me quedo con las alforjas de Heráclito, qué demonios.

P.S.: Aquí, mientras tanto, Esperanza dice que desconoce el espionaje montado por su vice-presidente. Esta mujer cada vez se parece más a G.W... es decir, que no sé qué me da más miedo, que sea mala o que sea tonta.

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