Los bancos y las empresas entran de vez en cuando en crisis de beneficios. Es decir: ganan menos que el año o el trimestre precedente. Eso no quiere decir que ganan menos. Sólo que han ganado menos que antes, pero han ganado.
La naturaleza vírica del capitalismo, que explota recursos y seres humanos hasta que ya no tienen nada que ofrecer y entonces cambian de territorio, ha impuesto como dogma económico que los beneficios deben crecer siempre. Siempre.
Esto, que en la mal llamada Edad Media era un sacrilegio y se castigaba con la hoguera, se llama codicia y y su herramienta es la usura. Pero a partir de los 80 se llamó fin de la historia. Y a los infames y asesinos codiciosos se les llama ahora ingenieros financieros.
Estos expertos, conocidos por forrarse a costa de no dar ni una en sus previsiones cuando hablan en público y por amarrar yates con fulanas en privado, vieron que había una bolsa de gente que aún no tenía relaciones con los bancos, y cuyo dinero estaba “inmovilizado”. En realidad, como ponen esos nombres, no se dieron cuenta de que los pobres mueven mucho el dinero. Lo que no hacen es guardar lo que sobra, porque no sobra.
Así que esos “ingenieros” cobraban una pasta infame como consejeros de entidades financieras y bancarias, y presionaron a sus muchachos para conceder créditos a personas que jamás podrían devolverlos. Pero hasta que el sistema explotase –porque no se puede prestar a quien no te va a devolver: la demostración de este teorema ha valido algún premio Nobel de economía—ellos iban guardando la pasta de sus contratos estratosféricos en algún banco suizo, de las Islas Caimán o de vaya a saber dónde.
Volverán cuando todo haya perdido todo el valor. Comprarán empresas y bancos a precio de risa y volverán a encontrar células a las que infectar y destruir, como un virus.
Ahora toca rescatar a las empresas y bancos dejados sin sangre por esos vampiros con nuestra pasta (¿cuál si no?: no hay otra). Y hasta los faescistas aplauden este atentado contra el liberalismo económico. Viva la socialdemocracia para los ricos.
Mientras tanto, Fanta les dice a los jóvenes que “no se compliquen”. Claro: si se complicasen alguno iba a pasarlo mal. En una época nos complicamos y nos dieron bien dados.
Ahora, un poco de vocabulario básico.
Desviación de Fondos: Robo cuyo botín (con perdón) excede los 600 millones de Euros.
Ingeniería Financiera: Toco-Mocho aplaudido, teorizado y justificado por los Think-tank del liberalismo.
Medidas para fomentar la Recuperación de la Inversión: Chantaje por el cual si no les das lo que piden cierran su empresa y te dejan en el paro.
Hipotecas sub-prime: Endeudamiento de los pobres para que los ricos hagan dinero a costa de los que no lo tienen.
Emisión de Liquidez por los Bancos Centrales: Timo de la estampita, consistente en decir que un Euro vale un Euro y lo que compras con él, también. No es cierto.
Deslocalización: Traslado de las empresas a países donde no hay sindicatos y pueden trabajar niños, con sueldos ridículos.
Liberalismo: Sistema económico para cuando las cosas (les) van bien.
Socialdemocracia: La voz de su amo.
Despido libre: Santo Grial.
La naturaleza vírica del capitalismo, que explota recursos y seres humanos hasta que ya no tienen nada que ofrecer y entonces cambian de territorio, ha impuesto como dogma económico que los beneficios deben crecer siempre. Siempre.
Esto, que en la mal llamada Edad Media era un sacrilegio y se castigaba con la hoguera, se llama codicia y y su herramienta es la usura. Pero a partir de los 80 se llamó fin de la historia. Y a los infames y asesinos codiciosos se les llama ahora ingenieros financieros.
Estos expertos, conocidos por forrarse a costa de no dar ni una en sus previsiones cuando hablan en público y por amarrar yates con fulanas en privado, vieron que había una bolsa de gente que aún no tenía relaciones con los bancos, y cuyo dinero estaba “inmovilizado”. En realidad, como ponen esos nombres, no se dieron cuenta de que los pobres mueven mucho el dinero. Lo que no hacen es guardar lo que sobra, porque no sobra.
Así que esos “ingenieros” cobraban una pasta infame como consejeros de entidades financieras y bancarias, y presionaron a sus muchachos para conceder créditos a personas que jamás podrían devolverlos. Pero hasta que el sistema explotase –porque no se puede prestar a quien no te va a devolver: la demostración de este teorema ha valido algún premio Nobel de economía—ellos iban guardando la pasta de sus contratos estratosféricos en algún banco suizo, de las Islas Caimán o de vaya a saber dónde.
Volverán cuando todo haya perdido todo el valor. Comprarán empresas y bancos a precio de risa y volverán a encontrar células a las que infectar y destruir, como un virus.
Ahora toca rescatar a las empresas y bancos dejados sin sangre por esos vampiros con nuestra pasta (¿cuál si no?: no hay otra). Y hasta los faescistas aplauden este atentado contra el liberalismo económico. Viva la socialdemocracia para los ricos.
Mientras tanto, Fanta les dice a los jóvenes que “no se compliquen”. Claro: si se complicasen alguno iba a pasarlo mal. En una época nos complicamos y nos dieron bien dados.
Ahora, un poco de vocabulario básico.
Desviación de Fondos: Robo cuyo botín (con perdón) excede los 600 millones de Euros.
Ingeniería Financiera: Toco-Mocho aplaudido, teorizado y justificado por los Think-tank del liberalismo.
Medidas para fomentar la Recuperación de la Inversión: Chantaje por el cual si no les das lo que piden cierran su empresa y te dejan en el paro.
Hipotecas sub-prime: Endeudamiento de los pobres para que los ricos hagan dinero a costa de los que no lo tienen.
Emisión de Liquidez por los Bancos Centrales: Timo de la estampita, consistente en decir que un Euro vale un Euro y lo que compras con él, también. No es cierto.
Deslocalización: Traslado de las empresas a países donde no hay sindicatos y pueden trabajar niños, con sueldos ridículos.
Liberalismo: Sistema económico para cuando las cosas (les) van bien.
Socialdemocracia: La voz de su amo.
Despido libre: Santo Grial.
Sindicatos: Satán, el Enemigo, aunque domesticable.
Nota al pie. Después de publicar la primera parte de Economía para dummies en la que comparaba el origen de la crisis con un casino, leí esto:
"FEKETE Antal, Cuando el ser humano se enfrenta a riesgos creados por otros hombres (incluyendo el gobierno) no podemos hablar de especulación, sino de una apuesta. Se está dispuesto a arriesgar el dinero en predecir eventos futuros que sólo en apariencia suceden de manera aleatoria: están preparados por el dueño del casino en su propio beneficio (…) Los riesgos que confronta [el ser humano con la variabilidad del tipo de interés y del tipo de cambio] no son riesgos creados por la naturaleza sino por el hombre. Utilizamos “creados por el hombre” en su sentido más amplio, incluyendo las manipulaciones del gobierno y del banco central. Si comparamos el gobierno con el dueño del casino (¡Ojalá lo fuera!, N. del A.), entonces los especuladores son quienes apuestan. El gobierno crea los riesgos de manera artificial. What Gold and Silver Analysts Overlook (2006)."
2 comentarios:
Y digo yo...¿por que no cuentan este glosario y el resto de la argumentación en las facultades de economicas y empresariales? Aclararía bastante contar la verdad...Ah no, que lo que interesa es fomentar esta sociedad capitalista y consumidora hasta la extenuación.
Se ve que yo tampoco me entero, eh?
Besos mil, maestro, eres muy grande!!!
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