lunes, 19 de enero de 2009

De Imperatore Proclamatio Celebranda. Washington, 2009.

El nuevo emperador quiso que el primer día de la celebración de su llegada a la primera magistratura del Imperio no se celebrase en el Senado, ni en el Campo de Marte, ni en la colina del Capitolio. El nuevo emperador decidió tomar la púrpura en las escalinatas del templo de aquél fundador cuya legislación permitió que los libertos accediesen a la ciudadanía romana y, por tanto, a la cuestación para los cargos públicos.

También quiso que en el recuerdo de la plebe estuvieran otros dos emperadores anteriores asesinados en la flor de su gobierno, y el del Gran Constructor, que salvó al imperio de la ruina económica embelleciendo la ciudad con cuantos edificios y servicios públicos necesitaba.

Preocupado por el acoso bárbaro, el emperador quiso mandar un mensaje a todos sus súbditos: el liderazgo del Imperio no descansa sobre la depredación económica de las provincias, ni se defiende sólo por la fuerza de las legiones. No: el Imperio se ha mantenido al frente del mundo porque ha sabido incorporar todo lo bueno de las provincias conquistadas, porque los valores fundacionales de sus ciudadanos lo llevaron a la preponderancia mundial, y porque, como punto de reunión de todas las culturas del mundo, ha sabido emitir con luz propia un liderazgo moral que descansa en los valores de la libertad y la diversidad.

Hablaron grandes rétores y actores y poetas, aedos y campeones del circo, entre ellos algunos que, como él, eran libertos o hijos de libertos. Pero no faltaron las voces de algunos estóicos que vieron que, a pesar de todo, la fiesta estuvo siempre bajo la presencia de las legiones y sus estandartes, las cuales prestaron a sus heraldos y timbaleros para acompañar con sus músicas y fanfarrias todo el acto. Incluso hubo un ciudadano que mostró a la multitud un ejemplar vivo de un águila, emblema del Imperio.

Al final, el propio Emperador se dirigió a sus súbditos para pedirles un esfuerzo ante los difíciles tiempos que, en verdad, estamos viviendo. Y para insistir, como todos los que intervinieron habían hecho, en que el Imperio debe frenar su decadencia mediante la vuelta a los valores de los padres fundadores. Sólo la recuperación de la superioridad moral y de la referencia de la libertad y la justicia podrá hacer que el mundo vuelva a reconocer al Imperio como la piedra angular de la paz y la seguridad, dentro y fuera de sus fronteras. Sólo esa asunción del liderazgo idealista podrá unir a los ciudadanos imperiales para la superación de las dificultades que asolan el imperio desde dentro.

Dat. XII ant. kal. Feb. MMIX

Nota para los del plan nuevo: Obama no es el primer emperador que usa este discurso y que hace un análisis parecido. Trajano y Adriano y, más tarde Marco Aurelio, ya creyeron que Roma sólo podía consolidarse si se atenía estrictamente a ser eso: Roma. Su éxito fué más efímero de lo que previeron. Pero pasaron a la historia como los tres grandes emperadores de la Roma pagana. Somos muchos los que creemos que Constantino, al negarse a seguir este programa de recuperación moral y entregarse a una religión bárbara, aceleró el final del imperio (no digo que fuera bueno o malo, ojo). Está claro quién es el Marco Aurelio del siglo XXI. Lo que aún no veo –y espero no verlo—es quién será el Constantino o, peor, el Teodosio que nos espera.

Otra nota para seguir mostrando la estupidez ingénita del periodismo patrio: El País, por ejemplo, trata el acto de ayer como una juerguecilla, ante un milloncejo de personas de nada, en la que “los cantantes y artistas recordaron a Obama sus promesas”. Como si el equipo de Obama no hubiera preparado el acto al milímetro y como si no hubiera sido una exposición en formato espectáculo de su programa político y de sus referentes para el desarrollo de éste. Todo estaba planeado al milímetro, y creo que fue un discurso (todo el acto) de enorme calado político, basado fundamentalmente en la profundidad simbólica de cada canción, cada video y cada discurso de los que se pronunciaron. Citas importantes: Lincoln, Jefferson, los dos Kennedy, M.L. King –por cierto, hoy es su cumpleaños--, Roosevelt y unaa sola cita de Ronald Reagan, quizá la única que dijo con algún sentido, referida a la recuperación de la igualdad de oportunidades. Unidad nacional, recuperación del espíritu de los fundadores, en cuanto a política, y de los ciudadanos, en cuanto al esfuerzo para salir de la crisis, compromiso medioambiental y “agradecimiento por los servicios prestados” a los ejércitos. Casi nada, para una fiestecilla que vi, en directo, en ¡¡¡TNT!!!. País.

Nota jocoso festiva: Cómo sigue estando Sheryl Crow, mamma mía. Y cómo desafinó Bono al principio de su actuación. De mayor quiero ser como Garth Brooks.
Vale.

2 comentarios:

Sirenoide dijo...

Lo que me gusta leer tus crónicas de las crónicas...y lo que aprendo (y eso que no soy de la LOGSE).
Beso chache

Anónimo dijo...

Por no hablar del muro de cristal que les separaba del resto! Tooooodo a la vista, pero absolutamente fuera de vuestro alcance.